lunes, 30 de enero de 2012

LA EDAD MEDIA: “EL PASADO ES UN PAÍS EXTRANJERO” (M.E. Góngora)


Se entiende por medievalismo: “el conjunto de disciplinas que han construido su objeto de estudio en torno a la historia, los textos, la música, la arquitectura, la devoción, las creencias y los procesos sociales de los diez siglos de historia europea que convencionalmente llamamos Edad Media.”

Orientalismo propuesto por Edward Said “indaga en el intrincado proceso de ‘conocimiento’ emprendido por los europeos, en estrecha relación con su acción colonial: encontramos también aquí a historiadores y filólogos, viajeros y militares, políticos y aventureros que construyeron el ‘Oriente’, y específicamente el oriente islámico –y lo siguen construyendo, así como los medievalistas siguen construyendo su propia Edad Media”

El orientalismo implica una construcción de identidades a partir de la creación de la alteridad europea así como el medievalismo de los siglo 18 y 19 construyó una identidad europea a partir del rechazo de la fascinación simultáneas por la diversidad étnica y religiosa característica de los primeros siglos de la Cristiandad Europea.

Se ha “duplicado” la edad media mediante diferentes eventos (novelas, monumentos, banquetes medievales, ferias, música, teatro, juegos, cine)

El término medieval  se utiliza en sus usos retóricos negativos al hablar del Islam y de los paises del Oriente Medio en general cuando se alude a las condiciones sociales y a la justicia medieval que en algunos de ellos se ha aplicado o se ha intentado aplicar.

 La Edad Media ha sido imaginada en Occidente como un período y un mundo que pertenece, al mismo tiempo, a un Nosotros y a un Otro; ha sido identificado como un período políticamente unificado y anárquico a la vez, ha sido identificado como origen y ruptura, como lo hiperfemenino y lo hipermasculino a un tiempo.

Diversos estudios recientes han mostrado cómo la habitual comprensión moderna de la Edad Media se puede comprender como una proyección histórica en un vacío ‘oscuro y bárbaro’ que es ciertamente semejante al vacío ‘oscuro y bárbaro’ de América, del África, la India y el Oriente Medio, de los grandes espacios que se ‘abrieron’ frente al impulso colonizador moderno y a la correspondiente expansión geográfica. La tarea evangelizadora y civilizadora, en el clásico discurso colonizador, es ciertamente paralela a la tarea de ‘supresión’ de la Edad Media bárbara y oscura que dominó por varios siglos la historiografía moderna.

La presencia del pensamiento árabe y de su importancia en la historia de la filosofía europea es indudable. Se cuenta que el teólgo dominico alemán Alberto Magno (Lauingen, Baviera1193/1206 – Colonia, 15 de noviembre de 1280), maestro de Tomás de Aquino, estimaba tanto a los filósofos árabes cuyo pensamiento había estudiado, que si bien combatía el Islam desde un punto de vista religioso, se habría vestido con una túnica árabe al llegar a París para enseñar allí. Sabemos también que la riqueza de la arquitectura, las armas y la artesanía, así como la importancia de la poesía y la música de los musulmanes de España fueron también reconocidos por los cristianos durante la Edad Media.

Emperador Federico II Hohenstaufen, (1194-1250), rey en Sicilia, Chipre y Jerusalén; fue llamado ‘Stupor mundi’ por la amplitud de conocimientos, su capacidad política y su pasión vital; sabemos que se rodeó de una corte brillante, y que su guardia estaba compuesta por hombres de armas musulmanes, a quienes no afectaría una eventual excomunión papal; de él se relata también que habría considerado a Moisés, Jesús y Mohammad en un mismo nivel, como profetas.Después de resistir

Orientalismo significa: "la distribución de cierta conciencia geopolítica en unos textos estéticos, eruditos, económicos, sociológicos, históricos y filológicos"

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