lunes, 30 de enero de 2012

LA PINTURA DE LA REVOLUCIÓN

                    Universidad de Santiago de Chile                             
 Facultad de Humanidades                                       
 Escuela de Periodismo   
Cristian Antoine
María José Aravena
Sección B-02

 A lo largo de la Historia y la Prehistoria han existido diferentes manifestaciones de la actividad humana que son consideradas como arte. Estas manifestaciones han sido estudiadas y se ha logrado determinar que poseen por si mismas ciertas características definitorias. En este ensayo se explicarán los ideales característicos del movimiento romántico, específicamente francés, presentes en la pintura de la época. Se considera que este tema es importante porque nos permite profundizar, conocer y reflexionar las ideas esenciales presentes en el arte de la pintura del Romanticismo francés.

 ¿Cuáles son los ideales que caracterizan al Romanticismo francés y como se explican?

 El movimiento romántico tuvo una actitud específica ante la vida, esta se manifestó de diversas maneras en la sociedad de la época, en el arte, la religión y en la política. Con el Romanticismo se originaron nuevos rasgos representativos del espíritu del hombre romántico, los que se vieron plasmados en sus obras, generando de esta manera ideales que se constituyeron como los argumentos constantes y caracterizadores del movimiento. Cabe destacar que estos ideales son relativos al contexto social, político y cultural de la época.

 Balart, González y Sáenz-Villareal (1986) lograron determinar algunos de los ideales presentes en la pintura francesa (y en la mayoría del arte) de período romántico francés, estos son la valoración del yo, la necesidad de libertad en todo ámbito de la vida del hombre, la melancolía, el dinamismo interior y exterior y el idealismo.

 Una de las características principales de Romanticismo fue el culto al “yo” pues, al contrario del Neoclasicismo, el arte romántico se caracterizó por la exaltación de la personalidad individual. La valoración del yo proviene principalmente de la posición crítica individual de la Ilustración, de la apreciación de los sentimientos en la literatura prerromántica y de la visión antropocéntrica del Renacimiento (Balart, et al. 1986).  Se considera que por esta razón el artista comenzó a sentirse como un “genio” superior al mundo que lo circundaba y por ello prefirió la soledad antes de perder su “yo” en la sociedad del momento. Debido a este ideal, la soledad y la intimidad se ven en gran medida manifestadas en la pintura.

 Por otra parte, la necesidad de libertad es otro de los ideales intrínsecos del Romanticismo, ya que este se manifiesta en todos lo ámbitos de la vida del hombre (político, social, moral, cultural, etc.). El hombre romántico desechó la autoridad de la norma y los convencionalismos, pues consideraba que si el “yo” podía representarse de forma espontánea y sincera no necesitaba de ninguna ley, orden, mandato o alguna traba social o moral que restringiera su natural manifestación.

 También es importante recalcar que en el período neoclásico, la razón se impuso a la libre expresión de los sentimientos, sin embargo, gracias a Rousseau se produce un estallido de lo sentimental en la época romántica. Al racionalismo del período neoclásico se le oponen, en esta época, la emotividad, la reflexión, la intuición y la efusión sentimental.

 Según Balart et al. (1986), el hombre romántico era un ser idealista por lo que vivía en un mundo interno creado y subjetivo, sin embargo, se daba cuenta de la realidad externa lo que le provocaba un gran conflicto. Las decepciones ante la vida por las ideas soñadas irrealizables provocaban en el artista una profunda melancolía que manifestaba en sus obras.

 Cuando el hombre romántico logra superar el estado de melancolía pasa a un estado de dinamismo (interior o exterior) en busca de aquello que logre saciar su espíritu y para ello emprenden viajes con el fin de “contemplar paisajes desconocidos, por descubrir o admirar panoramas, trajes, costumbres íntimas, tipos de humanos nuevos”  (Balart, el al. 1986, p.60). Conocer estas realidades distintas satisfacía su espíritu. Cuando no era posible el desplazamiento físico, utilizaban la imaginación y buscaban épocas pasadas o países remotos para lograr su cometido. 

 La época romántica se caracterizo por el anhelo de un mundo mejor que se traduce en la configuración de modelos ideales tanto de la humanidad como de la patria y la mujer. El idealismo se veía representado en la defensa de los derechos del pueblo y la mujer y un fuerte patriotismo, todos ellos muy presentes en la época (Balart, el al. 1986).

 Es importante conocer estos ideales, pues mediante ellos podremos dilucidar los rasgos característicos del arte de esta época en Francia, y así mismo podremos conocer algunas bases del movimiento romántico y como era la actitud de los artistas de la época.

 Estos ideales son representativos del contexto que se estaba viviendo, muchos surgen en oposición o en alabanza de algunos movimientos artísticos anteriores como el Neoclasicismo, responden a sucesos del contexto político (pues en Francia, Carlos X, había decidido prohibir la libertad de prensa y suprimir el parlamento), a ideales acuñados de la Revolución Francesa e incluso a actitudes características del período de las Guerras Napoleónicas.

 Conocer y reconocer estos ideales como las bases del movimiento francés en la pintura es importante por cuanto es posible establecer relaciones y analizar las pinturas y lo que ellas pretenden manifestar, de esta forma podemos conocer mejor la época romántica, a los pintores, e incluso conocer el contexto determinado de cierto período, esto ocurre con la mayoría de las manifestaciones artísticas, no solamente con la pintura. Mediante este ensayo logramos determinar los ideales básicos del romanticismo francés, también se logró comprender que es bastante útil conocer los ideales de los movimientos artísticos pues mediante ellos se puede comprender mejor la historia y los contextos de las épocas.



La libertad guiando al pueblo, Eugene Delacroix. .


Referencias
     Balart, C., Gonzáles, A. C. & Sáenz-Villareal. (1986). Crecer por la palabra IV Cuarto año de Educación Media. (p. 58-60). Santiago de Chile: Editorial Don Bosco.

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